Volvieron las ganas.
Sentí las ganas de acariciar mis heridas.
Pero cuando estaba a punto de hacerlo, no las encontré.
Ya no había. Se borraron. No quedo ni una sola.
Ahora las extraño, trato de recordar por qué sufrí.
Y no hay nada. Todo se sanó. Y ahora?...Por qué puedo llorar?
Por qué puedo sentirme triste?, no hay nada.
Será este el estado al que aspiraba llegar?
Me quedé en blanco, asi como un cuaderno nuevo.
Para volver a escribir historias.
Habrá más, estoy segura, porque siempre, vuelven.
Y en este estado de gracia en el que me encuentro donde todo es nuevo y está por estrenarse se dibuja una sonrisa en este preciso momento.
Sonrisa de satisfacción por haberme dado cuenta que estoy fresca, que estoy lista.
Lista para seguir asi, sin heridas, y si vienen, sé que se irán tambien porque todo sana y se enferma mil veces en una vida, y en otra y en otra. Pero así como pasa con algunos virus, no te enfermas de nuevo de lo mismo, uno se inmuniza.
Yo aprendí esto hoy.
Socavando mis emociones, ya no hay dolor.
Ya está limpio.
(qué buen suspiro solté)
